Fuente: Cattleya Culture Sheet. American Orchid Society. (http://www.aos.org/orchids/culture-sheets/cattleya.aspx).
Traducido y editado por la Associació d’Amics de les Orquídies de Burjassot (AOB).
Las cattleyas se encuentran entre las orquídeas más populares, por lo que sus condiciones de cultivo se utilizan a menudo como base para la comparación con otros tipos de orquídeas.
Las cattleyas y sus híbridos despliegan flores de muchos y variados colores, formas y tamaños, pero su cultivo es muy similar en la mayoría de los casos. Esta ficha pretende ser una guía general para llevarlo a cabo.
Como muchas otras orquídeas cultivadas, las cattleyas son epifitas y sus raíces precisan de una buena aireación. Desarrollan órganos de almacenamiento de agua y nutrientes, llamados pseudobulbos, y tienen raíces grandes y carnosas cubiertas por un velamen esponjoso que retiene el agua y las sales minerales. Están habituadas a que sus raíces se sequen entre riegos y, por tanto, deben situarse en sustratos con una buena capacidad de drenaje.
Luz
La luz es el factor más importante a controlar para que una cattleya se desarrolle y florezca correctamente, ya sea en un invernadero o en el hogar. Se debe proporcionar a las plantas luz brillante, e incluso un poco de sol, pero evitando el sol directo en las horas centrales del día. Así pues, en casa conviene ubicar estas orquídeas frente a una ventana orientada al este o al oeste, o también al sur, pero en este último caso tras una cortina ligera. En un invernadero, lo ideal es un sombreado del 50-70% (equivalente a unos 55.000-33.000 lux).
Si la iluminación es la apropiada, las hojas tienen que ser de un color verde intermedio y los pseudobulbos han de crecer erectos y no precisar de entutorado.
Temperatura
Para las cattleyas adultas, las temperaturas óptimas de crecimiento rondan los 13-16°C por la noche y los 21-29°C durante el día. Las plántulas, en cambio, tienen que mantenerse a temperaturas nocturnas del orden de 18-21°C.
Se recomienda, además, que la temperatura varíe entre el día y la noche en unos 8-11°C, especialmente en el caso de las plantas adultas. Éstas pueden tolerar temperaturas diurnas más altas (de hasta 35°C), si se aumenta la humedad ambiental, la circulación del aire y la sombra.
Riego
La frecuencia de riego depende de muchos factores: tamaño y tipo de maceta, temperatura, luz, etc. Asimismo, hay que tener en cuenta que las raíces de las cattleyas adultas necesitan secarse completamente entre riegos, mientras que las plántulas precisan de una humedad más constante.
Un truco para saber, en un principio, cuándo estas orquídeas pueden requerir de riego, consiste en comparar su peso con el de una maceta del mismo tamaño y tipo con sustrato seco: si el peso es similar, es indicativo de que ha llegado el momento de regar, si es claramente diferente, entonces puede deducirse que el sustrato de nuestra planta conserva aún suficiente agua. En caso de duda, siempre es mejor esperar un día o dos.
Por otra parte, las plantas en crecimiento activo (que están generando nuevos pseudobulbos) necesitan más agua que las plantas que están en latencia.
Finalmente añadir que nunca hay que regar cuando las temperaturas son bajas (especialmente por debajo de los 10°C) ni con agua demasiado dura ni cargada de sales, pues se corre el riesgo de dañar irremediablemente las raíces.
Humedad
La humedad relativa del ambiente debe estar entre el 50 y el 80%. En el hogar, esto se puede lograr colocando las orquídeas en bandejas con grava parcialmente llenas de agua, de manera que las raíces de las plantas no entren en contacto directo con ésta. Además, es conveniente mantener el aire en constante movimiento alrededor de las cattleyas para prevenir enfermedades causadas por hongos o bacterias, especialmente si la humedad es elevada y/o las temperaturas bajas.
En los invernaderos, la humedad se suele incrementar mediante el uso de un humidificador o de un enfriador por evaporación, pero en este último caso el aumento de la humedad va acompañado de un enfriamiento del aire.
Abonado
Hay que fertilizar de manera regular. Si el sustrato es a base de cortezas, se suele utilizar una formulación con alto contenido de nitrógeno (como 30-10-10 o similar). Si no, conviene emplear un abono equilibrado.
Cuando están en crecimiento activo, estas plantas necesitan de fertilización al menos cada dos semanas, mientras que en el periodo de latencia basta con abonar una vez al mes. También se puede aplicar el fertilizante con cada riego, sólo que diluido cuatro veces con respecto a la concentración recomendada por el fabricante. Además, se recomienda un lavado completo del sustrato con agua sin abono cada mes, para evitar la acumulación de sales sobre las raíces.
Trasplante
Los trasplantes se realizan cuando el rizoma de las plantas sobresale del borde de la maceta o cuando el sustrato comienza a descomponerse y a drenar de manera deficiente (generalmente transcurridos 2 o 3 años), y el mejor momento para llevarlo a cabo es justo antes de que broten nuevas raíces del rizoma, después de la floración o en la primavera.
Para las cattleyas adultas se utiliza generalmente un sustrato más grueso que para las plántulas, y hasta que tienen al menos seis pseudobulbos completamente desarrollados, no se suelen dividir, sino que se sitúan en una maceta más grande.
Si se decide partir la planta, conviene que haya al menos tres pseudobulbos adultos y con hojas en cada división, de otro modo se ralentiza considerablemente la recuperación del crecimiento de las orquídeas resultantes.
Es aconsejable seleccionar una maceta sólo lo suficientemente grande como para permitir que la planta se desarrolle sin falta de espacio durante unos 2 años.
Tras cortar las raíces muertas, se apila un poco de sustrato contra un lado de la maceta y se extienden las raíces de la cattleya sobre él, apoyando también el pseudobulbo más viejo (o el rizoma cortado) contra la pared del recipiente. Se rellena éste con sustrato, procurando que no queden huecos vacíos alrededor de las raíces, y se aprieta firmemente. Si, a pesar de ello, la planta no queda bien sujeta, conviene entutorarla.
Se debe mantener la orquídea sin regar, en un ambiente húmedo y sombreado, hasta que se observe la aparición de nuevas raíces.