Fuente: Lycaste Culture Sheet. American Orchid Society. (http://www.aos.org/orchids/culture-sheets/lycaste.aspx).
Traducido y editado por Associació d’Amics de les Orquídies de Burjassot (AOB).
Las orquídeas del género Lycaste son de hoja caduca en varios grados, que van desde las especies de flores amarillas, como Lycaste aromatica, que florecen cuando sus pseudobulbos se han quedado sin hojas, hasta los tipos perennes como Lycaste virginalis, cuyos pseudobulbos retienen sus hojas durante la floración. Las flores son grandes, de larga duración, vistosas, triangulares y de aspecto céreo. Los pseudobulbos son redondeados y las hojas anchas y plegadas (como plisadas, a modo de un abanico a medio abrir).
El cultivo del género híbrido Angulocaste (Anguloa x Lycaste) es similar al que se describe a continuación para las lycastes propiamente dichas.
Luz
Los requisitos de luz son variables dentro del género. Las especies de hoja caduca precisan condiciones lumínicas similares a las de las cattleyas: de 35.000 a 55.000 lux, esto es, una sombra del 70-50%. Además, la luz debe ir aumentándose gradualmente a medida que los nuevos brotes van transformándose en pseudobulbos maduros.
En cambio, las especies de hoja perenne prosperan mejor con algo menos de luz: de 20.000 a 45.000 lux o un 80-60% de sombra.
Temperatura
Las especies de hoja perenne deben cultivarse en ambientes templados constantes y nunca excesivamente cálidos. Lo ideal son las temperaturas nocturnas en torno a los 16°C y las diurnas en el intervalo de los 24-27°C.
Las especies de hoja caduca, por contra, pueden tolerar temperaturas diurnas de hasta 35°C en verano y nocturnas de hasta 10°C durante su periodo de inactividad invernal.
Riego
Los riegos deben ser copiosos durante el periodo de crecimiento activo (generalmente, en verano). El medio de cultivo no debe dejarse secar, tiene que mantenerse parcialmente húmedo entre riegos.
Una vez formados los pseudobulbos, hay que reducir la frecuencia de riego. En las especies perennes, conviene dejar secar sólo algo más el sustrato, mientras que en las de hoja caduca, una vez caídas las hojas, se recomienda que el sustrato llegue casi a sequedad antes de volver a regar.
Por otra parte, se aconseja evitar que el agua toque las hojas, y especialmente a los nuevos brotes, para evitar su pudrición y la aparición de manchas producidas por hongos que desfiguran unas plantas que, de otro modo, despliegan un follaje muy atractivo.
Humedad
La humedad relativa del ambiente debe estar idealmente entre el 40 y el 70%. Conviene mantener a las especies de hoja caduca en la parte baja de ese intervalo cuando están latentes (normalmente en invierno), dado que entonces precisan de menor humedad. Una buena circulación del aire ayuda a prevenir la aparición de manchas de origen fúngico en las hojas cuando la humedad es elevada.
Abonado
Se debe fertilizar regular y abundantemente cuando las plantas están creciendo activamente, usualmente en verano. Para ello, se recomienda una formulación alta en nitrógeno (como, por ejemplo, 30-10-10). Algunos cultivadores distribuyen harina de sangre en la parte superior del sustrato cuando se forman los nuevos pseudobulbos, pero en manos inexpertas esta práctica puede ser peligrosa para la planta.
En otoño, o cuando los pseudobulbos ya han madurado, el abonado se reduce o se cambia a una formulación con alto contenido en fósforo y potasio (como, por ejemplo, 10-30-20) para estimular la producción de flores.
Trasplante
El mejor momento para trasplantar es cuando empiezan a surgir nuevos brotes, generalmente en primavera. Como sustrato suele utilizarse una mezcla de granulometría fina, a menudo corteza de pino y perlita en proporción 3:1, pues permite un drenaje rápido.
Durante el trasplante, se pueden dividir las plantas grandes, pero conviene dejar al menos dos pseudobulbos adultos en cada parte.
Como maceta, se recomienda un recipiente que permita el desarrollo de la planta durante dos años y ésta debe colocarse en él de modo que los brotes más jóvenes estén lo más alejados posible del borde, con el fin de que puedan crecer el máximo número de nuevos brotes antes de tener que cambiar otra vez de maceta.
Para que la planta quede bien sujeta, se aconseja extender las raíces sobre un buen puñado de sustrato y rellenar luego la maceta con éste hasta llegar al nacimiento de las raíces en los pseudobulbos. Hay que apretar firmemente el sustrato para asegurarse de rellenar los huecos entre las raíces.
Se debe mantener la humedad ambiental alta y el sustrato casi seco hasta que se formen nuevas raíces.