Fuente: Phalaenopsis Culture Sheet. American Orchid Society. (http://www.aos.org/orchids/culture-sheets/phalaenopsis.aspx).
Traducido y editado por la Associació d’Amics de les Orquídies de Burjassot (AOB).
Las phalaenopsis, u “orquídeas mariposa”, son quizás las orquídeas que mejor prosperan en el hogar, y también están entre las favoritas de los cultivadores en invernadero. Las temperaturas y condiciones habituales de las casas son generalmente suficientes para que estas plantas crezcan adecuadamente.
Las phalaenopsis más vigorosas pueden florecer a menudo, manteniendo siempre algunas flores durante todo el año, si bien la temporada principal de floración va desde finales del invierno hasta la primavera. En ciertos híbridos, pueden forzarse repetidas floraciones cortando la parte superior de las varas florales una vez se marchitan sus flores, aunque este procedimiento no se debe realizar a menos que la orquídea esté fuerte y sana.
Las especies del antiguo género Doritis, que en el pasado fueron segregadas de Phalaenopsis, se consideran en la actualidad parte de Phalaenopsis y, por tanto, también las Doritaenopsis, supuestamente híbridos Doritis x Phalaenopsis. Sus necesidades de cultivo son, en consecuencia, las que se describen aquí.
Luz
Es fácil proporcionar la luz suficiente a las phalaenopsis. Crecen sin dificultades en lugares luminosos, con poco o nada de sol directo. En el hogar, la ubicación ideal es cerca de una ventana que mire al este, aunque también se pueden situar tras una cortina frente a ventanas orientadas al sur o al oeste. En aquellas regiones que adolecen de poca luz solar, bien por la frecuencia de días nublados o por estar muy al norte, puede ser necesaria una exposición completa de la orquídea al sur durante el invierno.
Si se cultivan bajo luz artificial, se precisan 4 tubos fluorescentes complementados con bombillas incandescentes, colocados a 15-30 cm por encima de las hojas, y hay que proporcionar de 12 a 16 horas de luz, siguiendo la duración del día natural.
En los invernaderos, se recomienda de un 70 a un 85% sombra (entre 33.000 y 17.000 lux).
Normalmente, la intensidad de la luz es la adecuada cuando no se ve ninguna sombra al situar la mano a unos 30 cm por encima de las hojas de la planta.
Temperatura
Las temperaturas óptimas para el desarrollo de las phalaenopsis son generalmente superiores a 16°C por la noche y oscilan entre 24-29°C (o más) durante el día. Cuanto más elevada es la temperatura, mayor es el crecimiento vegetativo de la planta, pero debe acompañarse de un incremento de la humedad ambiental y del movimiento del aire, siendo el máximo recomendado de 35°C.
Para favorecer la aparición de varas florales, se pueden reducir las temperaturas nocturnas hasta los 13°C durante varias semanas en otoño.
Las fluctuaciones de temperatura pueden provocar la caída de los botones florales antes de su apertura.
Riego
El suministro de agua es un aspecto especialmente crítico en el cultivo de las phalaenopsis. Debido a que los únicos órganos de almacenamiento de agua que tienen son sus hojas, nunca debe dejarse secar a estas plantas por completo, pero, al mismo tiempo, hay que evitar regarlas en exceso. Lo ideal es aportarles agua cuando se observa que su sustrato está casi seco.
La frecuencia de riego es, lógicamente, variable. En el calor del verano de un clima seco, por ejemplo, pueden precisar de riego cada 2 días, mientras que en el invierno, en un invernadero fresco de latitudes norteñas, pueden requerirlo cada 10 días.
En cualquier caso, es aconsejable regar por la mañana, para que las hojas estén ya secas al anochecer y evitar así su pudrición.
Humedad
La humedad ambiental es otro factor importante y se recomienda mantenerla entre el 50 y el 80%.
En climas húmedos y en invernaderos, es imperativo que el aire esté en constante movimiento y que las hojas permanezcan secas durante la noche.
En el hogar, se puede aumentar la humedad en torno a la orquídea colocándola sobre grava en bandejas parcialmente llenas de agua, de manera que las raíces no entren en contacto directo con ésta.
Abonado
Se debe fertilizar regularmente, especialmente cuando las temperaturas empiezan a incrementarse de cara al verano, pues es entonces cuando las phalaenopsis aceleran su crecimiento vegetativo.
Si el sustrato de la planta es a base de cortezas, lo más apropiado es aplicar un abono con alto contenido de nitrógeno (como 30-10-10). Si no, suele funcionar mejor un fertilizante equilibrado. Para promover la floración, se puede utilizar un abono con mayor contenido de fósforo y potasio (como 10-30-20).
Algunos cultivadores añaden el fertilizante en cada riego a una cuarta parte de la dosis indicada por el fabricante. Esta estrategia parece ser la mejor cuando las condiciones ambientales son cálidas y húmedas. Sin embargo, cuando las temperaturas descienden o los días se mantienen frecuentemente nublados, basta con abonar dos veces al mes.
Trasplante
El mejor momento para el trasplante es en la primavera, inmediatamente después de la floración, y se realiza normalmente cada 1 a 3 años. Como sustrato debe emplearse un material que permita una buena aireación de las raíces.
Las plantas adultas pueden mantenerse en el mismo recipiente hasta que el sustrato empieza a descomponerse, lo que suele ocurrir cada 2 años. Entonces es imperativo el trasplante, puesto que si el medio deja de drenar correctamente y queda encharcado tras los riegos se acabarán pudriendo las raíces. Como sustrato se utilizan mezclas de tamaño medio.
Las plántulas, por lo general, crecen lo suficientemente rápido como para necesitar de trasplante al cabo de 1 año y se utilizan sustratos de granulometría fina.
Antes de trasplantar, conviene eliminar todo el sustrato viejo en contacto con las raíces y recortar las raíces blandas y podridas. Luego, se extienden las raíces ya saneadas de la planta sobre un puñado de sustrato situado en el fondo de la nueva maceta y se va rellenando ésta (apretando bien el sustrato para que no queden huecos entre las raíces) hasta que la unión de las raíces y el tallo quede justo sobre la superficie del medio.
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